Mientras ellos siguen de charanga "puño en alto con rolex en la mano" la preocupación e indignación sigue acompañando a un pueblo cada vez más hastiado de las políticas que agudizan la más rápida destrucción de empleo y desmantelamiento del poco tejido industrial que hoy en día queda en este país.
Hemos visto como en Cantabria se ha ido cerrando una empresa tras otra, con sus correspondientes manifestaciones, protestas y charangas que sin remisión acabaron con el cierre o en el mejor de los casos con drásticos recortes de plantilla y salarios.
¿Qué ha hecho UGT y CCOO todos estos años sino vender su silencio a cambio de más de 1.000 millones de euros en subvenciones?
Se suele decir que el socialismo termina cuando se acaba el dinero de todos. Y el dinero ya se ha acabado. Ahora nos toca sufrir a las hienas de la Hoz y el Martini repartirse el escaso pedazo de carne que ha quedado de la fiesta.
Atrás quedaron los tiempos cuando centenares de personas provenientes del interior de Cantabria emigraban a la comarca del Besaya para trabajar en las factorías de Solvay, Sniace, Brigestone… Ahora condenada al "ostracismo" gracias a sus políticos y sindicalistas.
Snoopy
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