jueves, 26 de enero de 2012

El comercio chino sigue su expansión en Cantabria


Ya no se conforman con el restaurante callejero donde te sirven una comida barata, pero de dudosa calidad e higiene, en muchos casos recalentada y poco recomendable. Sin duda no es la mejor opción para cuando sales a comer fuera de casa.

Tampoco se conforman con el típico bazar de barrio donde nos venden objetos y productos de origen asiático donde las condiciones laborales brillan por su ausencia. En la mayoría de los casos no vienen las instrucciones en nuestro idioma, ni han pasado por un mínimo control de seguridad.

Ni siquiera se conforman con la cada vez más habitual tienda de alimentación donde te ofrecen productos de su país de calidad pésima, fruta que ni se sabe de dónde la han sacado y sobre todo grandes cantidades de alcohol. No tiene un horario de apertura o de cierre, con lo cual nuestros comercios no pueden competir.

La nueva moda del comercio chino es ahora abrir grandes superficies de más de 3.500 metros cuadrados como es el caso del recién inaugurado Hiper Chino que se ha instalado en el “Centro Comercial Los Puertos” de El Astillero, donde se han adueñado de una planta entera. Otro caso es el de Bazar Atlántico situado en las afueras de Santa Cruz de Bezana.

Está última afectando gravemente al comercio local de dicho pueblo, ya que estas no pueden competir con las condiciones laborales, salariales y de precios. Llegando al extremo de tener que cerrar en el peor de los casos.

Lo más indignante es que al parecer se rumorea que no va a ser el último gran bazar que se va a instalar en dicho municipio, ya que los dueños de Bazar Atlántico tienen intención de abrir otro gran bazar no muy lejos del anterior mencionado si el Ayuntamiento de Santa Cruz de Bezana les concede la licencia.

La invasión de este tipo de establecimientos está poniendo en gravísimo peligro a infinidad de comercios locales de múltiples ramas que abarcan desde, calzado, textil, ferretería, regalos, papelerías, droguerías o alimentación.

Es hora de empezar a pensar seriamente el seguir comprando en este tipo de establecimientos. ¡Consume productos nacionales y asegura nuestro futuro!
Snoopy

martes, 24 de enero de 2012

Ayuntamiento de Santander: El triunfo de la astracanada


A vueltas con el arte friki en la capital, con el ya archifamoso poste del mal gusto, se ha añadido la última, o por desgracia, la penúltima del alcalde De la Serna. A la sucesión de "eventos" ampliamente publicitados y que tanto cuestan a las arcas municipales sin que sepamos luego los supuestos beneficios rendidos, llámense 250 Aniversario, Santander 2016 o Vela 2014, se ha unido la luminosa o iluminada idea de Don Iñigo de crear nada menos que "una milla cultural" para gozo y deleite de los ciudadanos santanderinos y referencia mundial que hará que residentes de los cuatro puntos cardinales del orbe tengan que cambiar en el futuro sus planes viajeros para hacer de Santander, faro de la cultura mundial, el centro de sus desplazamientos.

La "milla" en cuestión englobaría el edificio del Banco de España, el de Correos y el adefesio del Centro Botín, ese que hará que el Guggenheim de Bilbao tenga que ser reconvertido en apartamentos porque se va a quedar sin clientela. En definitiva, la milla de nuestro insigne, a la par que hortera, alcalde mide unos cincuenta metros; por tanto estaríamos hablando de algo menos rimbombante que una milla, nos tendríamos que conformar con más o menos cuarenta y cinco yardas.

Santander, con un Museo de Bellas Artes más bien discreto, un Museo de Prehistoria embalado, empaquetado se entiende, porque el edificio que lo albergaba se tiró para hacer un parking, atraerá a la humanidad con vaya usted qué cosas se le ocurrirán al bueno de Iñigo y a su simpar concejal de cultura, Torrellas, el del poste chachi. Como para echarse a temblar. Eso sí, dice Iñigo que va a revolucinar el comercio santanderino, como si el arte y la cultura llevaran aparejados, sí o sí, el que haya que comprarse un jersey, tomarse un calimocho en un bar cercano o ponerle suelas a los zapatos. Es curiosa la preocupación de nuestro querido alcalde por los comerciantes santanderinos, máxime cuando les va a endosar un centro comercial en plena zona de Varadero; para que vayan abriendo boca.

Dejaremos para otra ocasión el capricho de Don Emilio frente a su ventana, de lo  que hay mucho que decir y más que explicar, en lo que supone la mayor demostración de sumisión del poder político frente al económico que se haya visto en estos lares.

Don Iñigo debiera dejarse de tonterías que le vienen enormemente grandes y explicar porqué nos enteramos por la prensa de la no renovación de un directivo del Instituto Municipal de Deportes para ahorrar dinero y meses después se debe readmitir a esa misma persona, porque alguien ha sido un chapucero. Hay que explicar porqué ahora hay que pagar a dos directivos donde antes sólo había uno. Tiene que decir a los santanderinos a quién debemos el despido improcedente con indemnización de más de centenar y medio de miles de euros a los que el Ayuntamiento no puede hacer frente, y si van a rodar cabezas, esto último lo esperaremos sentados, claro.

Recemos porque a este alcalde le ofrezcan algún puesto en alguna Secretaría de algún Ministerio, porque Santander no puede permitirse otro mandato completo de este equipo, ni de la oposición, ni de nadie...¡Qué pena! Quizá es hora de que sea el propio D. Emilio el que coja las riendas de su cortijo.
                                                                                                                                                             Moroto

viernes, 20 de enero de 2012

Un panorama negro como el luto


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Cantabria invierte la tendencia nacional y registra un saldo positivo

A bote pronto, los inmigrantes siguen llegando, cada vez tenemos hijos a una edad más tardía, cada vez tenemos menos hijos por mujer y el número de nacimientos desciende. ¿Medidas? Recortes en todo menos en lo relacionado con la inmigración ¿Por qué? Ellos sabrán.

La ecuación es sencilla, ellos (los de fuera) llegan, nosotros (los de casa) nos tenemos que ir, nuestros gobernantes, tan contentos.