La única forma de ser realmente libres para poder pensar, opinar, funcionar o actuar sin tener por encima la mano de nadie, es negarse a aceptar su dinero y prebendas. Sabemos bien que quien pone el dinero, pone las condiciones; y nosotros no hemos llegado hasta aquí para que nadie nos condicione, por lo que nos negamos a pedir ningún tipo de subvención.
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