¿Se acuerda alguien de la charlotada de impulsar la candidatura de Santander 2016 para Ciudad Europea de la Cultura? La broma de Íñigo de la Serna y su departamento de incultura nos costó a los sufridos contribuyentes algunos millones de euros, pero muchos más nos habría costado de haber salido (estimaban inversiones por valor de más de 1000 millones de euros, un buen pelotazo).
Una de las más ridículas iniciativas para que los encargados de elegir se dieran cuenta de lo europeos que somos consistió en dividir el Santander en nacionalidades de la Unión Europea, con banderas y todo tipo de parafernalia para cada zona.
Hace unos días, paseando por la calle San José, todavía quedaban rastros de aquella aberración. Un local (ya cerrado) con una pegatina que decía "Está usted en Grecia, país de Santandeuropa". Camino vamos...
El año que viene, todos a votarle.
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