miércoles, 8 de enero de 2014

¿Por qué tenemos que estar con el comercio local?


Estamos ante una dramática situación y parecemos no darnos cuenta o, al menos, somos incapaces de tomar medidas en ninguna dirección para retomar la cordura que hizo de España una de las principales potencias mundiales, con una economía equilibrada y pujante.

Privatizados el transporte, las comunicaciones,  y la energía constatamos hoy lo que muchos dijeron en su momento, que dichas privatizaciones serían muy perjudiciales para los españoles que verían centuplicados los precios por mor del enorme apetito del Gran Capital y el sistema financiero y así llegamos a uno de los mayores errores cometidos por el pueblo español, permitir y apoyar el acceso de España a la Comunidad Económica Europea y su puntilla, el euro.

A cambio de ello sacrificamos nuestra agricultura y ganadería por exigencias de Bruselas a cambio de importantes cantidades de dinero que sirvieron para ser despilfarradas principalmente en obras innecesarias y en oscuras subvenciones. A esto se sucedió el derrumbe industrial nacional que disparó el paro provocando como única medida del gobierno de turno la subida desbocada de tasas e impuestos  que provocan el empobrecimiento de la población y la disminución del consumo. Como es lógico, la quiebra de los sectores productivos y las subidas impositivas sin freno llevan aparejada una crisis del comercio de imprevisibles consecuencias. Sólo tenemos que echar un vistazo a las tradicionales zonas comerciales de nuestra ciudad para constatar el desastre que se cierne sobre todos nosotros. Donde era difícil encontrar un local disponible hoy se suceden los “Se alquila” o “Se vende”. El comercio tradicional es el que da vida a nuestras calles, a nuestros barrios; el que nos da confianza por su cercanía y superior atención. Pero no solamente la crisis se ha cebado con nuestros comercios locales sino que también la competencia desleal de las grandes superficies, que llegan a vender productos por debajo del precio de coste para atraer clientes y los macro comercios chinos que practican esa misma competencia desleal además de practicar, cuando menos, difusas prácticas laborales y empresariales, ofreciendo además productos de dudosa calidad.

Si queremos mantener nuestras ciudades, nuestros barrios, humanizados debemos apoyar el comercio local con todas las consecuencias, porque genera trabajo, porque tributa en las arcas municipales, porque son nuestros vecinos y muchas veces amigos. Como pueblo debemos ser conscientes de que si no está en nuestras manos el que determinadas industrias se ubiquen en nuestra región, si lo está el decidir dónde gastamos nuestro dinero. No podemos quejarnos de que nuestros hijos tengan que marcharse de esta tierra porque no hay trabajo si en lo que de nosotros depende no actuamos con responsabilidad y determinación, como por ejemplo comprando en el comercio local y comprando siempre que sea posible producto nacional. Es tan sencillo como que nos va el futuro en ello.
A.C. Alfonso I

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