jueves, 29 de mayo de 2014

José Ramón Sánchez expone en el Museo de Arte


José Ramón Sánchez expone en el Museo de Arte Moderno de Santander sito en la calle del Rubio. Sánchez rememora la guerra civil en una serie de cuadros fieles a su estilo infantil pero a la vez muy personal y atrayente. El autor, que se declara socialista, nadie puede ser perfecto, ya ilustró los carteles y folletos propagandísticos del PSOE en alguno de los primeros comicios de la llamada democracia eufemísticamente, creo que en las primeras municipales. No han faltado el peor alcalde de Santander en su historia y el concejal de cultura, de incultura o de eventos, sucesos y fanfarrias varias, según se mire.
 
27 obras que reflejan el sufrimiento de los “inocentes” que padecieron aquella guerra que los propios socialistas propiciaron, en palabras de Besteiro, o sea, confesión de parte. Para ello toma como base la obra fotográfica de Gerda Taro y el montajista Robert Capa, con lo cual el resultado no puede ser más engañoso. Si además añadimos que al autor no le gustan las “nacionalidades” y por tanto le repugna hablar de las dos Españas ya tenemos tomate. Y mira que a nosotros tampoco nos gusta eso de las dos Españas, porque España sólo hay una, la otra, la del señor Sánchez, no es España sino Antiespaña; la que reniega de su pasado, su grandeza, su misión trascendental en la historia y apuesta por su eliminación futura.
 
En fin, que en aras al homenaje, uno más, de esos “inocentes” que aún no han tenido reconocimiento, pero que están rindiendo réditos sin par a asociaciones, fundaciones y demás covachuelas de la izquierda más traidora y desastrada, podremos ver adaptaciones de bombardeos, de los unos claro, y exilios pero nada veremos de los inocentes de Paracuellos, de las momias de religiosos profanadas, de las imágenes religiosas de altísimo valor artístico destrozadas, del patrimonio español expoliado, de las checas de Madrid, Barcelona y demás ciudades que quedaron bajo la bota de la horda roja, de los ciudadanos de Cabra, de los fosos de Montjuic, de los Tribunales Populares, del Alfonso Pérez o ya en la posguerra, los servidores públicos y civiles asesinados por los salteadores de caminos que pulularon los montes hasta su eliminación. Por no hablar de los episodios de heroísmo a cuyas cotas no ha llegado nación alguna sobre la tierra y en las que la “tropa” de José Ramón quedó ayuna.
 
Y lo mismo que Miguel Hernández murió preso en la posguerra penando por su actuación durante la guerra, Valentín Landa murió en Escobedo de Camargo asesinado por los bandidos especializados en el robo en nombre de la fenecida República y tampoco le han hecho homenaje alguno.
 
Así, aunque para nada compartamos el fondo de la exposición por falsaria, burdamente parcial y perfectamente prescindible a pesar de que cuente con los parabienes de los descastados peperos, no dejamos de recomendar su visita por lo expresado al principio, el estilo personal y atrayente del autor. No se debe olvidar que a Hernández, Machado, Lorca y tantos otros nunca se les proscribió su obra, que a la postre es lo que les ha hecho inmortales. Que otros tomen ejemplo.


Moroto

No hay comentarios:

Publicar un comentario