No es novedad que los comercios chinos se salten a la torera las normativas vigentes con respecto a horarios de apertura y cierre; eso es algo que sabe todo el mundo. Lo nuevo es que por fin los comerciantes empiezan a dejar de lado los ridículos complejos que la progresía y el ultra liberalismo les han inculcado, ellos que siempre defendieron los derechos de los foráneos sobre los de casa, y empiezan a alzar la voz en defensa de un comercio legal y un trato igualitario.
La otra novedad es que el gobierno, ahora de derechas, atiende las quejas de los cada vez más minoritarios minoristas, al tiempo que tienen programado un nuevo gran centro comercial en el frente marítimo. Al loro, amigos comerciantes chinos, se hace saber que el Gobierno Regional anuncia medidas, a partir del próximo domingo, sí, del próximo domingo, por si no se han enterado bien. Vamos, como ir a pescar truchas a la bahía…
Nosotros aprovechamos la ocasión para volver a dar nuestro punto de vista sobre el asunto, ya que creemos que el tema de los horarios es solamente la punta del iceberg. Lo que implica el “made in china” y su parasitario modelo de expansión económica es algo bastante más grave que el gran perjuicio que causan a nuestro pequeño y mediano comercio.
El comercio chino que, por una parte se basa en la cultura del esfuerzo, cosa loable, no depara beneficios al país que los acoge. Es por ello que se le puede considerar un comercio parasitario que aspira a eliminar la competencia local con productos obtenidos en su propio país, elaborados bajo unas condiciones laborales infrahumanas y por lo tanto conseguidos a unos precios que nunca podremos igualar en Europa si no queremos perder de un plumazo las conquistas sociales y laborales obtenidas a lo largo del siglo pasado que están siendo liquidadas en el presente. Productos procedentes de un régimen en el que la esclavitud infantil está a la orden del día, donde se compran y se venden niños para ponerles a producir en campos de trabajo como si fuesen ganado. Un país que ha perdido su ética y sus tradiciones y contamina todo lo que le viene en gana perjudicándose no solo a sí mismos, sino a todo el planeta y hace caso omiso a las continuas advertencias internacionales; poco les pueden hacer si son dueños de la deuda de todos esos países.
Además dichos productos suelen ser de ínfima calidad y es muy dudoso que puedan superar las duras exigencias europeas. Por otro lado, los beneficios de este comercio revierten en el país de origen casi exclusivamente.
Sabemos que a nuestros gobernantes, los de izquierdas, los de derechas y los de extremo centro, les importa todo esto bastante poco, nada han hecho por cambiarlo y nada van a hacer. Nosotros no queremos ser cómplices y solo nos queda concienciarnos y tratar de actuar consecuentemente para resistir estas agresiones, evitar sus tiendas, evitar sus productos y apoyar a nuestros comercios, que son los que verdaderamente necesitamos para que España pueda tener futuro.
Por último, cabe preguntarse si las repentinas inspecciones tendrán que ver con las quejas de los comerciantes de Santander o si tendrá que ver con que el nuevo modelo de comercio chino de enormes superficies llenas de morralla se convierta en un rival peligroso para Cortes Ingleses, Carrefoures o Eroskis. Saquen sus propias conclusiones.
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Al hilo, interesante artículo aparecido hace tres años en El Diario Montañes: "La China está cerca"
No puedo estar mas de acuerdo con lo que
ResponderEliminardices, pero te veo optimista, yo no puedo
serlo,yo,falangista,pero de los malos que
dirían los sucedáneos de ahora,tengo la des-
gracia de ver como los fachas,lo que llaman
facha,yo representante orgulloso,compran en
esos antros de mafiosos como los primeros.
Supongo que me entiendes.
A los comerciantes aborigenes, os importan tres narices los clientes, vosotros lo que quereis es que vuestros bolsillos se llenen con el minimo efuerzo, todos los que piensan asi, son le desperdicio social que sobra en el Mundo, igual hablais del hambre con la barriga llena, que vendeis a 10, lo que pagais a uno, yo tambien soy español y me da pena escucahar vuestras reivindicaciones, ¿No os parece un poco extraño que los restaurantes no se quegen? solo sois mercaderes no dioses del mercado.
ResponderEliminarCuantos mas chinos vengan, ¡mejor!, haber si espabilamos y trabajamos mas y mejor. ¡A TRABAJAR!